Vamos hoy con una entrada que trata un tema algo más serio.
No me ha sido fácil poner en el título una palabra como esa, pero los eufemismos existentes no dejan de ser fuertes y temidos.
No hace mucho retiraron de lo alto de mi edificio una antena de telefonía tras muchas quejas por parte de los vecinos de edificios cercanos. Según algunos informes y estudios (que no sé si existirán de verdad o serán simples conjeturas), alrededor de esa antena habían crecido los casos de cáncer entre los vecinos.
El objetivo de esta entrada no es para nada tratar de disuadir de las pobres personas que han sufrido esto de que las antenas de telefonía no lo producen, sino tratar de dar una explicación de por qué no se puede afirmar que sean esas antenas las que han producido la desgracia. Lo primero, mi más profundo sentimiento y pesar por esa enfermedad que afecta a tantas personas, y que todavía no dispone de una cura definitiva.
Pasemos ahora al aspecto teórico y físico por el cual podemos razonar si realmente esas antenas pueden producir cáncer. Bien es sabido que las ondas electromagnéticas tienen una longitud de onda y una frecuencia. Lo primero es la distancia que separa dos crestas de la onda (o puntos más altos/bajos), y lo segundo, es el número de veces que la onda tarda en volver al mismo estado en un intervalo de tiempo. Esta imagen muestra un esquema que trata de representar el comportamiento de las ondas electromagnéticas.
Ahora bien, hay muchos "tipos" de ondas electromágneticas (o.e.). Más exactamente, hay un "tipo" de onda para cada frecuencia (o longitud de onda). ¿Por qué? Las o.e. se propagan siempre a la velocidad de la luz en el vacío, esto es, a 300.000 km/s. Y esta velocidad no variará aunque lo haga la frecuencia o la longitud de onda, relacionadas según la ecuación:
¿Qué es una onda ionizante?
Básicamente, significa que tienen suficiente energía para arrancar electrones de algunos átomos que encuentran a su paso. Esto, como podéis imaginaros, puede ser catastrófico para el cuerpo humano si no se tienen precauciones.
Sin embargo, fijémonos ahora en las ondas de telefonía. En realidad, comprenden un rango más amplio, y su frecuencia puede estar incluso en el intervalo de las ondas de radio y, si queréis, cercanas a las microondas, pero la idea está clara.:
La energía que transportan es extremadamente baja, nada que pueda alterar cualquier comportamiento de los átomos y células del cuerpo humano.
Si estas ondas pudieran provocar cáncer, también lo haría el tener ojos, ya que la luz visible (el poder ver un objeto cualquiera, el ver que tu nueva camiseta es de color azul molón, o el ver un atardecer en la playa) tiene mucha más energía que estas ondas.
Sin embargo, los que siguen en sus trece, impondrán otro argumento, y es el mismo del funcionamiento de los hornos microondas. Eso, sin embargo, será en la próxima entrada. ¡Un saludo a todos!