El mito es cierto. Y lo mejor de todo, de verdad que mola.

Es algo conocido por todos (excepto todos aquellos tipos raros que se pasan 24 horas en su habitación con el ordenador encendido y el Resto apagado y que sólo abren la puerta para aceptar comida y bebida, siendo un misterio todas sus necesidades naturales) que el helio hace que tengamos una voz un tanto... peculiar.
El hecho es que a lo mejor no se sabe por qué, y la verdad es que la expliación es cuanto menos, sencilla. El helio es menos denso que el oxígeno (obvio, sólo basta con ver los globos que subeeen mientras el niño tocapelotas llora), por lo que sus partículas se mueven más rápidamente. Al hacer vibrar las cuerdas vocales, éstas lo hacen más deprisa, emitiendo un sonido mucho más agudo. Y ya. No hay más. Hoy tocaba una entrada corta que he madrugado (10:30 a.m.) y no estoy para teclear mucho.




Así que ya sabéis, si estáis aburrido y os apetece hacer un poco el tonto, id a algún sitio con globos de helio (yo comprobé que las películas no mentían yendo a Telepizza y pidiendo unos cuantos, no sabéis cómo disfruté...), rompedlo por la boquilla, aspirad (cuanto más lo hagáis, más tiempo tendréis esa bonita voz) y SIN SOLTAR ANTES EL AIRE, hablad todo lo que podáis. Os sorprenderéis al escuchar vuestra nueva voz, asegurado. Y si alguien no se ríe (no se incluyen los sordos, cuidado), es digno de ser lapidado, por asocial de mierda. Y ya que estamos, por tener poco sentido del humor.

Bueno, espero que estéis disfrutando las vacaciones, y no malgastando el tiempo durmiendo, ¡un saludo a todos!

P.D.: No sé si el helio es tóxico, nocivo o malo para la salud, yo no me he muerto todavía (y Paco (uno) tampoco, respirando lo que respiró el animal....). Si alguno de vuestros amigos lo hace, comunicármelo sin dilaciones para editar inmediatamente el post, no vaya a ser que sea demasiado tarde para otros ilusos.