La evolución… ahh bonita teoría de ese tal Darwin. Al principio todos creían que era una cosa de locos, pero poco a poco se han ido sacando conclusiones y la teoría ha evolucionado hacia una nueva llamada Neodarwinismo. Tampoco ésta cuenta con la seguridad absoluta de ser cierta, aunque tiene bastantes papeletas. Según ella, las especies más fuertes y mejor adaptadas son las que sobreviven. Es decir, que nosotros hemos tenido folla. Mucha folla. Porque para que se dé un cambio evolutivo, un ser tiene que nacer con una mutación (por ejemplo unos dientes más largos de lo normal), que ésta sea beneficiosa (por ejemplo para cazar), y tiene que follar cuanto más mejor, para que haya muchos descendientes que también tengan esos dientes. Además, cuantos más ejemplares de su especie (que no tengan sus mismas características dentales) mueran, mucho mejor y más fácil pone las cosas. Así las cosas, piensa todo lo que ha tenido que pasar para que un mierda de ameba se convierta en lo que somos nosotros ahora. Y dime si no hemos tenido suerte.
No voy a enrollarme con todo el proceso y el árbol de la vida. Sólo expondré una cuestión. ¿Por qué no andamos a cuatro patas como hacen los monos? ¿Qué tiene que ver eso con la evolución? ¿En qué nos benefició?
Aquí queda descartada la respuesta de “En Nada” (justificándolo con los dolores de espaldas, los tropiezos y la posible falta de dientes en un futuro). Aunque es posible, ya que la evolución no rechaza cambios negativos (por ejemplo, nosotros somos unos mierdas comparados con el resto de animales).
Pero la respuesta es otra, o al menos, eso parece. Recientemente se ha descubierto que andando sobre dos piernas se gasta menos energía que sobre cuatro. Esto quiere decir que se puede cazar durante más tiempo, ya que habrá más energía disponible, y por lo tanto, habrá más posibilidades de alimentarse.
Los científicos estadounidenses escogieron a cinco chimpancés y los pusieron a caminar a cuatro y a dos patas, y a diferentes velocidades, encima de una cinta de las que se utilizan en los gimnasios para entrenar. También hicieron las mismas pruebas con un grupo de cuatro personas (una mujer y tres hombres).
Los resultados no dejaron lugar a dudas: para el mismo recorrido, la especie humana gastó una cuarta parte de la energía que habían invertido los simios cuando caminaban apoyándose en los nudillos, que es su modo habitual de desplazarse.
Así que ya sabes, nunca digas que estás cansado de andar. Piensa en el resto de animales y en lo que tienen que sufrir los pobres por no haber sido agraciados con la evolución.
¡Un saludo a todos!
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2 comentarios:
Tengo un comentario en contra de lo de la energía, bueno, en contra no, una segunda opción.
Mi opción, ya estudiada, que ahora, puede que sea lo que tu digas, pero evolucionamos así porque, la tierra creo grandes desiertos, entonces los árboles estaban muy distantes. Ante este problema había uno mayor: ¿Y cuando se acebe el alimento de este árbol, de dónde lo cojo?. Bien ahora llega la hora de bajar del para ir a otro con alimento, y aquí interviene nuestro querido amigo y primer miembro de la cadena... el austrolopithecus afarensis. El bajo del árbol, pero, como no andaba erguido, no podía ver más allá de la hierba, y los dientes de sable ñam ñam... Alguno de ellos mutó con un cromosoma que decía: bipedismo, y esto llevaba a ir erguido.
He aquí mi teoria, y la de los libros de biología e historia :D
Me he emocionado, un tema que me encanta :P, asique se comprensivo si hay faltas por ahí y cosas sin sentido.
Ciao
Bueno, poniéndonos a imaginar, la verdad es que hay bastantes posibilidades. Eso es una suposición, una teoría ilustrativa utilizando un ejemplo. Lo que no quiere decir que no sea tal vez verdadera. O falsa. En la entrada, se habla de que los científicos han presentado una teoría demostrada científicamente. Tú mismo lo dices en tu comentario, los árboles estaban muy distantes, por lo tanto, cuanta menos energía gastaran, más lejos llegarían y antes alcanzarían el alimento, adelantándose a otros seres.
¡Un saludo!
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